Comunicado de prensa

Declaración de la Fiscalía al Tribunal sobre el caso de Robert Majors

El 9 de mayo de 1997, una furgoneta verde se detuvo junto a un camión de reparto de nóminas y salieron de ella 3 hombres enmascarados, armados con 2 fusiles de asalto y una pistola. Inmediatamente abrieron fuego contra los dos guardias, un detective de la policía de Nueva York fuera de servicio y un policía retirado. En total se efectuaron 52 disparos, varios de ellos mientras los guardias estaban abatidos e incapacitados. Ambos guardias recibieron múltiples disparos. Milagrosamente, ambos sobrevivieron. Los pistoleros robaron 80.000 dólares antes de darse a la fuga en la furgoneta. Uno de los pistoleros fue identificado por una huella dactilar encontrada en un periódico recuperado en el interior de la furgoneta abandonada. Durante la vigilancia de la casa de este pistolero al día siguiente, se observó a Robert Majors saliendo y llevando una gran bolsa de lona. Tras una persecución policial, durante la cual Majors abandonó su coche con su hijo de 4 años dentro, fue detenido y se recuperó la bolsa de lona, que contenía una cantidad de armas de fuego. Las armas de fuego se relacionaron balísticamente con las balas y los casquillos recuperados en la escena del crimen. Majors también fue identificado en una rueda de reconocimiento por 2 testigos que le vieron salir de la furgoneta con otras 2 personas poco después del tiroteo.

Este caso ha sido juzgado 3 veces – una vez con un solo coacusado y dos veces con este acusado y otro coacusado. Todos los juicios concluyeron con condenas. El primer juicio del acusado fue anulado en apelación debido a la mala conducta del jurado. Su segundo juicio volvió a dar lugar a una condena, pero el veredicto se anuló parcialmente debido a una violación de Brady. Eso deja al Pueblo en la posición de juzgar a este acusado por tercera vez o desestimar los cargos restantes.

La cooperación de los testigos en este caso, incluidas las 2 víctimas, ha sido ejemplar. Han hecho todo lo que se les ha pedido. Pero nos preocupa que recurrir a ellos por cuarta vez, en estas circunstancias, sea excesivamente gravoso y vaya más allá del deber y la obligación de un ciudadano. Además, el acusado ha cumplido aproximadamente 23 años de prisión y puede optar a la libertad condicional de una condena de 12 años a cadena perpetua que cumple actualmente. Cuando salga en libertad condicional, estará bajo supervisión de por vida. Si se le volviera a juzgar, nunca se puede predecir con certeza el resultado de un juicio. Incluso en caso de condena, el tribunal sentenciador no estaría obligado, por imperativo legal, a imponer una pena consecutiva o a exceder la duración de la pena ya cumplida por el acusado. Por último, y quizás lo más importante para la Fiscalía, hemos estado en contacto con las víctimas supervivientes, ambas satisfechas de que ya se haya logrado una justicia sustancial, si no perfecta, en este asunto sin necesidad de un juicio adicional.

Por todas estas razones, el Pueblo solicita al Tribunal que desestime los restantes cargos de esta acusación que este Tribunal había ordenado que fueran objeto de un nuevo juicio.